El 24 de julio de 1911, el investigador norteamericano Hiram Bingham descubrió la ciudadela precolombina de Machu Picchu. Un lugar que desde su descubrimiento ha sido admirado por el mundo entero y en el que se pueden contemplar tesoros de la civilización Inca, que se constituyen como los restos arqueológicos más importantes que se han descubierto en toda América Latina. |
No se saben con certeza las causas o la finalidad de este levantamiento inca, que se encuentra a más de 2.700 metros de altura, ni tampoco cómo se las arreglaron los quechuas para el transporte de los grandes bloques que se emplearon para su construcción, todo lo relacionado con este lugar está rodeado de un halo misterioso. Algunos apuntan a que esta magna construcción se debió a la necesidad de contar con una gran fortaleza oculta que les permitiese enfrentarse con los españoles. Lo cierto es que todo el complejo que forma Machu Picchu con sus templos, nichos, viviendas, observatorio solar, grandes escalinatas o extensas explanadas constituye un lugar majestuoso, impresionante y realizado con una gran habilidad constructiva y una hermosa artesanía que sigue desafiando al tiempo desde las alturas.
El turista que decide emprender el recorrido hacia Machu Picchu debe conocer que existen dos opciones para poder llegar allí. La primera de ellas es a través del tren local que conduce lentamente desde Cuzco, a las faldas de Machu Picchu (Aguas Calientes). En este trayecto, cuyo punto de arranque es la estación de San Pedro, el viajero durante varias horas y un recorrido de 112 kilómetros hasta su punto final, puede conocer gente, historias acerca del lugar y de sus orígenes.
La segunda manera de ir es recorriendo a pie a través del Valle de Urubamba, la distancia que separa Cuzco del grandioso recinto Inca. Para realizar el viaje así es necesario bastante tiempo, aunque sin duda constituye una experiencia maravillosa.
En el tren viajan muchos excursionistas cargados con sus mochilas y tiendas de campaña, que recorren en el tren el camino hasta llegar al famoso kilómetro 88, punto de partida para el Camino del Inca, y desde allí deciden emprender el viaje que puede llevarles varios días caminando atravesando bosques espesos, precipicios inimaginables, o puentes con muchos siglos de antigüedad y disfrutando de las noches estrelladas cerca de las ruinas.
El tren no llega hasta el final, sino a la estación de Puente Ruinas que es la última parada. A partir de aquí un microbús recorriendo un camino zigzagueante llevará a los turistas hasta el pie de las ruinas.
Clima y vegetación
El clima de la zona es el típico de las áreas subtropicales con mucha humedad y temperaturas que rondan los 13º durante el día. Desde noviembre hasta marzo es la época de las fuertes lluvias que dejan paso a un tiempo de sequía desde abril hasta octubre en el cual las temperaturas suben. La flora y la fauna del lugar es muy abundante y variada. Existe una histórica reserva donde se encuentran las plantas típicas de la zona de Machu Picchu como son los alisos, las plaonayes, o las quientas.
Cuando el turista llega a Machu Picchu encuentra un hotel donde hospedarse para poder visitar el tiempo que se desee todo el increíble lugar. En el paso por las ruinas hay que visitar la ciudad de Aguas Calientes, a 600 metros de la ciudadela.
Todo un lugar, Machu Picchu, rodeado de historia, cultura, misterio y enigmas sin resolver, legado de una cultura desaparecida, que sin duda, constituye un destino mágico y recomendable para todo aquel amante de los paraísos perdidos.