La reseña de un libro siempre ha tenido como impacto directo un estímulo para el lector. El crítico literario desvela las virtudes de una nueva novela, descubre a un escritor y sugiere su lectura. Si la crítica es favorable, el lector, casi siempre se fía, compra el libro y lo lee.
Ahora, cuando los medios de comunicación tienen menos espacio para la literatura, emerge la lectura social como fenómeno. Quien recomienda es el propio lector. Nos dice que le gusta y por qué.
Así, con esta nueva manera de leer y compartir, no es extraño que exista un pequeño boom de redes sociales de libros. En España, en los últimos años, se han consolidado cinco inciativas.
El quinteto está formado por Lecturalia.com, Libros.com, Entrelectores.com, QueLibroLeo.com y Librofilia.com. Son plataformas sociales que cuentan con grupos de lectores que rondan, según cada caso, entre 12.000 y 60.000 usuarios activos.
En cada una de ellas, según sus peculiaridades, el lector puede crear desde su perfil, acceder a las fichas de libros, listar su biblioteca, crear comunidad en torno a un escritor, participar en clubes de lectura digitales, informarse en un canal de noticias, crear un blog o hasta acceder directamente a la compra en librerías online.
Tienen en común que son espacios colectivos idóneos para descubrir un nuevo escritor, conversar sobre una novela, un clásico o bien escribir una buena recomendación del último libro que tienen sobre la mesilla de noche.
El resto de la comunidad casi acepta el consejo como una reseña de crítico literario o, al menos, se inicia el debate.
“En nuestra red social, lo más importante es que la recomendación que recibas de un libro la realice alguien de confianza, una persona que tenga tus mismas afinidades y gustos literarios”, explica José Luis Ramírez, socio fundador de QueLibroLeo.com.
Como ocurre en el mundo físico, los best sellers, los escritores superventas o las novedades literarias acaparan el mayor número recomendaciones.
Sin embargo, internet también crea, a menudo, efectos de bola de nieve y no es extraño comprobar que un escritor desconocido tiene más comentarios favorables que un autor de renombre.
“Es cierto que las novelas superventas crean mayor actividad. No obstante, los lectores también buscan libros o autores similares a los que ya han leído. Encuentran así títulos en las sugerencias automáticas de las listas de libros disponibles o bien los descubren en los comentarios y recomendaciones de otros lectores”, añade Pablo Gavilán, fundador de Entrelectores.com.
Pese a lo que podría pensarse, estos portales verticales literarios no compiten con las grandes redes sociales generalistas. Al contrario, también allí crean canales de conversación circunvecinos.
No en vano, algunas de estas comunidades online de libros tienen en Facebook y Twitter más seguidores que en sus propias plataformas.
“No somos competidores de Facebook, sino que interactuamos también allí con los lectores. El que quiera competir con Facebook se equivoca. Ambas redes se retroalimentan. Sí es verdad que, en Facebook, tienes que buscar; y con nosotros encuentras muchos libros cada día”, explica Silvio Dulinski, socio de Libros.com.
La mayor o menor actividad de estas redes sociales, como en cualquier otro espacio web, también se incrementa por el interés de la noticia literaria. Y son, a menudo, los propios lectores los que lanzan la alerta, antes incluso que el propio periodista especializado o el crítico literario.
“La publicación de una nueva novela, la concesión del premio Nobel, o bien la edición de un libro de una saga muy esperada activa inmediatamente a la comunidad. Algunos lectores nos avisan de estas noticias en Facebook y Twitter, las replicamos y, luego, se genera mucha conversación en nuestra propia plataforma”, añade Joan Carballo, responsable Social Media de Lecturalia.com.
Así, leer, comentar, compartir y recomendar son verbos que se conjugan en estas redes sociales de libros. Estas comunidades de lectores, probablemente, son hoy la cuna de los nuevos críticos literarios. La reseña profesional tiene ya nuevo rival. Y no es una persona, sino muchas.
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