viernes, 11 de marzo de 2011

Cáncer de cuello de útero

Una campaña publicitaria de vacunación generó una avalancha de mujeres en los consultorios ginecológicos. Sacate todas las dudas sobre un mal que cada día mata a seis argentinas.

Antes de tomar una decisión, tenés que estar bien informada.




















¿Desde que vio esa publicidad de LALCEC en la tele, tu mamá insiste con:
“Vacunate, nena”? No es la única que reaccionó a los afiches y el spot publicitario
 en el que Araceli González abraza a su hija y dice: “Consultá a tu médico. Controlate.
 Vacunate”. La verdad es que esa campaña hizo que miles de mujeres corrieran a los 
consultorios de sus ginecólogos.
“Las pacientes tienden a confundirse: vienen diciendo ‘me vacuno así no voy a tener 
cáncer y si lo tengo, con la vacuna me curo’. Pero eso no es así”, aclara el ginecólogo y 
obstetra Javier Vidaurreta, miembro de la comisión directiva de la Sociedad de Obstetricia
 y Ginecología de Buenos Aires (SOGIBA). A su vez, el Ministerio de Salud de la Nación
 publicó un comunicado en el que toma distancia y marca posición: “La vacuna sola no sirve”
dijo. Entonces, ¿qué hacemos? Cosmo consultó con los que más saben del tema para 
clarificar las cosas y para que puedas tomar tu propia decisión a conciencia.
De qué se trata
En realidad, la vacuna te hace inmune al HPV (las siglas en inglés del virus de papiloma 
humano) pero, lamentablemente, no cura esta infección presente en el 99,7% de los casos
 de cáncer de cuello. Éste no es hereditario sino que se produce por múltiples factores, 
dentro de los cuales el más importante es la infección de HPV. Se calcula que el 70% 
de la población sexualmente activa tendrá HPV en algún momento de su vida, pero sólo un
 bajo porcentaje de los casos se convertirá en cáncer. En general, el cuerpo reacciona con
 sus propias baterías inmunológicas y el tema no pasa a mayores. Otra cuestión es que la
 vacuna tampoco cubre todos los tipos del virus (existen alrededor de 100 subtipos de HPV
 de los cuales una docena aproximadamente son los llamados oncogénicos, es decir, que
 pueden provocar cáncer) sino los dos más comunes (el 16 y el 18). Por el momento, en la
 Argentina se venden dos clases de vacunas: una bivalente, que actúa sobre esos dos
 tipos de virus y otra, cuadruvalente (que además actúa sobre los tipos 6 y 11, que causan 
las verrugas genitales que no son cancerígenas).
“Nuestra liga existe para combatir el cáncer. Por eso, quisimos que todo el mundo supiera 
que existe otra herramienta para darle batalla. Además, la campaña fue muy positiva 
porque instaló el tema del cáncer de cuello y del HPV. Aunque parezca increíble, todavía 
hay gente que confunde HPV con HIV, el virus de inmunodeficiencia humana”, explica María 
Inés Marchegiani, presidenta de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC).
Una verdadera inversión
Si decidiste recibir el pinchazo, seguro que te espantaste al enterarte de que cada una de 
las tres dosis de la vacuna cuadruvalente cuesta $ 926 y de la bivalente, $ 399. Esto significa
 que el gasto (que no está contemplado por ninguna obra social o prepaga) asciende a 
$ 2.778 en el primer caso y a $ 1.197 en el segundo. “Sería muy importante que el Estado
 hiciera el esfuerzo de una vacunación obligatoria y gratuita. Si comparamos el costo que 
le implica la atención de una enferma de cáncer de cuello con el que supone la vacuna, 
la prevención es más conveniente, incluso si sólo se toma en cuentala variable económica”
asegura el ginecólogo oncólogo Martín Riegé, director de Relaciones Institucionales de la 
Asociación Argentina de Ginecología Oncológica (AAGO).
Al respecto, LALCEC se propone una acción a futuro. “Tenemos previsto juntar firmas para 
que la vacuna se incluya en el vademécum y las obras sociales la cubran, al menos en parte”
asegura María Inés Marchegiani.Por su parte, en SOGIBA prefieren que los escasos recursos
 públicos se utilicen en una verdadera política nacional de salud, en la que se apunte a una 
campaña masiva de Papanicolau (PAP) y colposcopía a todas las mujeres, sobre todo a las
 de bajos recursos. “El PAP sigue siendo el único método probado para disminuir la mortalidad,
 puesto que el diagnóstico precoz permite el tratamiento y la curación”, explica Vidaurreta.
Un rango muy amplio
Pero ¿a quién le habla la campaña masiva? ¿A vos que tenés 25 años, a tu hermana de 30
 que ya tiene un hijo, a esa compañera de trabajo que sabés que está en tratamiento por HPV 
o a tu prima de 17?
SOGIBA recomienda que la vacunación sea “en mujeres sin inicio de relaciones sexuales y sin 
antecedentes de HPV”. Sin embargo, desde la AAGO aseguran que, aunque en una primera 
instancia de la investigación se pensaba que el grupo que debía vacunarse incluía únicamente 
a las mujeres de entre 9 y 26 años que hubieran tenido menos de cuatro parejas sexuales a lo l
argo de la vida y no presentaran antecedentes de la enfermedad, hoy se comprobó que también
 pueden vacunarse las de hasta 45 años (e inclusive con antecedentes de HPV). “La medicina 
no es uno más uno dos. El médico es quien debe evaluar cada caso particular”, dice la presidente
 de LALCEC. Entonces, consultá a tu especialista.
¿Cuánto dura el efecto?
Como la primera tanda de vacunación se hizo en 2000, todavía se está estudiando cuántos 
años se mantiene la inmunidad. En la actualidad, hay un grupo de control en Finlandia, 
conformado por 700 pacientes, con el que cada año se estudia el tema. Hasta ahora, se sabe
 que la vacuna dura siete años y que no hubo necesidad de revacunar a ese grupo. En marzo 
de 2009, se realizará un nuevo testeo. “Si vacunamos a una nena de 9 años y, por ahora, lo 
que se sabe es que el efecto dura siete años, quizá tengamos que volver a vacunarla antes 
de que inicie su vida sexual”, explica Vidaurreta.
En cambio, la AAGO considera que lo ideal es vacunar a las preadolescentes. “En ellas, la 
vacuna tiene entre un 97 y un 100% de efectividad. En las mujeres de 24 a 45 años, la 
efectividad baja a una cifra que va del 94 al 96%”, asegura el doctor Riegé.
¿Entonces?
Durante años, la actriz Tita Merello arengó: “Hacete el Papanicolaou, muchacha”
Probablemente, vos no llegaste a escuchar su predicamento, pero seguro que tu 
abuela o tu mamá pueden contártelo. “Desde que murió Tita Merello, ninguna otra
 artista tomó la posta en cuanto a la concientización de la prevención contra el cáncer 
de cuello. La campaña que hizo Araceli González para LALCEC es positiva porque no 
sólo provocó que las mujeres consultaran por la vacuna, sino que también ahora 
preguntan por cómo cuidarse y cómo controlarse. Instaló el tema y eso es muy bueno”
dice Riegé.
Pero, si Tita Merello hablaba del Papanicolaou, ahora se insiste con la vacuna. 
“Nosotros hacemos campañas permanentes de PAP y colposcopia. Esta vez, no 
hicimos hincapié en el PAP sencillamente porque lo hacemos siempre”, explica 
Marchegiani. También recuerda que desde hace cuatro años, la primera semana 
de septiembre LALCEC celebra la semana del cáncer de cuello de útero y hace en
 forma gratuita los controles de rutina a miles de mujeres. “En 2007 atendimos a siete 
mil mujeres en todo el país”, asegura. “La premisa no es ‘vacuna versus PAP’ sino
 ‘vacuna más PAP’. Hay que dejar en claro que el PAP es irreemplazable”, explica 
Riegé. En eso coincide SOGIBA: “El diagnóstico precoz al que se llega mediante el 
PAP es la principal herramienta para que la enfermedad no avance y sea fácilmente 
curada”.
Nadie pone en duda la importancia del control anual de rutina. Y la verdad es que, ir 
al médico una vez por año no es una misión imposible para ninguna de nosotras. 
No tiene sentido que te cuelgues con los estudios: a esta altura ya sabés que son 
fáciles, rápidos y gratuitos. Y, si cumplís con esta regla cada 365 días, vas a estar 
a tiempo de tratar cualquier problema que aparezca. Pero, además de eso, ¿tenemos
 que vacunarnos? Como verás, hay distintos criterios, inclusive en las sociedades 
médicas más específicas. “El consejo es que si se puede vacunar a las preadolescentes 
antes de que comiencen su vida sexual activa, mejor. Después, lo fundamental es 
que una vez por año todas las mujeres sexualmente activas se hagan un PAP”
opina Riegé. “Por más que se realice la vacunación para el HPV, es imprescindible 
realizar los controles ginecológicos de Papanicolaou, dado que la vacuna no cura el
 cáncer de cuello uterino ni lo previene en el 100% de los casos. Para nosotros, 
lo único probado en su efectividad es el PAP. No estamos en contra de la vacuna 
pero todavía está en investigación”, explica Vidaurreta.
En la Argentina se diagnostican 4.000 casos de cáncer de cuello al año y en ese 
mismo tiempo mueren 2.300 mujeres a causa de esta enfermedad. O sea, entre 
seis y siete mujeres por día. Como siempre, para tomar una decisión, es conveniente
 informarse. Las soluciones mágicas no existen; por eso, en tu decisión tiene que
 primar la responsabilidad y el compromiso consciente con tu propio cuerpo.
Por Eva NatalFOTO: HMI.

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