miércoles, 9 de marzo de 2011

Colin Firth, en exclusiva ( Un Regalito atrasado por el día de la mujer, desde cosas la revista)


Firth atraviesa el mejor momento de su carrera, con una avalancha de estrenos en
los que comparte escena con Gary Oldman y Nicole Kidman.

Habla el rey
¿Qué se siente al mismo tiempo ganar el máximo galardón de tu carrera, atravesar la crisis de los cincuenta y lograr la fama tan tarde en la vida? Pese a que su intensa interpretación en “El discurso del rey” le dejó una secuela de tartamudez, Colin Firth habla claro con COSAS después de recibir el Óscar.
Dieciséis años después de que se hiciera notar internacionalmente como Mr. Darcy en la serie de televisión de 1995 “Orgullo y prejuicio”, Colin Firth ha sido recompensado con el Óscar a Mejor Actor por su conmovedor retrato del tartamudo rey Jorge VI en “El discurso del rey”. En su camino hacia el éxito, ha hecho de todo: desde levantar suspiros femeninos en “El diario de Bridget Jones” hasta interpretar a un profesor gay que lidiaba con la muerte de su pareja en “A Single Man”, de Tom Ford, por la que también estuvo nominado al premio de la academia. Casado desde hace quince años con la documentalista italiana Livia Giuggioli, vive en Londres con sus hijos Luca, de 9 años, y Mateo de 7. También es padre de William, por su relación con la coestrella de “Valmont”, Meg Tilly.
-Después de ganar el Globo de Oro y el BAFTA con este papel, ¿esperabas ganar también el Óscar?
-Intenté no pensar en ello. El año pasado, cuando fue nominado por “A Single Man”, fue muy divertido asistir al menos a las fiestas. Pero soy demasiado viejo como para dejarme emocionar del todo por la situación. Por otro lado, los actores necesitamos esta atención.
-Has dicho que fue un papel muy exigente en lo físico.
-Algunas veces, al final del día, tenía dolor de cabeza en el set, y en un par de ocasiones algo extraño le pasó a mi brazo izquierdo y no podía moverlo. Aún no tengo idea de qué cosa fue. Debo sonar como un actor que trata de capitalizar los rigores de su papel, pero la verdad es que fue una cosa de lo más rara.
-Cuando acabó el rodaje, ¿fue fácil abandonar el tartamudeo?
-No, seguí tartamudeando hasta un par de semanas después. Hablé con Derek Jacobi, quien había interpretado al Claudio tartamudo en “Yo, Claudio”, y me advirtió que me tomaría un tiempo deshacerme de la tartamudez.
-Este era un papel con algo de riesgo, que podía salir muy mal. ¿Te asustó en algún momento?-Fue aterrador asumirlo, pero no estaba solo. Trabajé con dos incansables y avezados artistas, Geoffrey Rush (su coestrella) y Tom Hoover (el director), en encontrar el humor y la tragedia en la historia.
-Se viene una avalancha de películas tuyas el próximo año: “Main Street”, con Orlando Bloom; “Tinker, Tailor, Soldier, Spy”, con Tom Hardy y Gary Oldman; “Gambit” con Cameron Díaz; “Stoker”, con Nicole Kidman y Mía Wasikowska; y “La tierra prometida”, de Michael Winterbottom. ¿Por qué crees que te han estado ofreciendo tantos papeles importantes en los últimos tiempos?-Esta es una edad interesante para los actores masculinos porque se escriben un montón de historias para ellos. Finalmente, tienes un pasado y eso le da textura a aquello a lo que te abocas. La edad tiene sus beneficios: ¡conseguir excelentes papeles hace que el deterioro físico sea mucho más fácil de afrontar!
-Hace poco cumpliste 50 años. ¿Está a la vista la crisis de la mediana edad?–Estoy sumergido en una en estos momentos… ¡La padezco desde que tengo 29 años! –se ríe. Hay una serie de crisis mientras pasas ciertas experiencias que marcan un cambio, y a veces son un hito en tu vida. De esos momentos, tener hijos es probablemente el más grande. Uno no puede quedarse siendo un niño en ese punto. Es el turno de tus hijos. Pero sí hay momentos en los que miras tu vida y te preguntas “qué he logrado?, ¿qué no he logrado?”.

-En la mediana edad también tienen lugar algunos cambios físicos…-Tenía 20-20 de visión en un minuto y al siguiente, de pronto, necesitaba lentes. Eso te hace reaccionar y preguntarte qué más te está ocurriendo: mi memoria no es tan buena como antes, el pelo me está cambiando de color y se me está cayendo… esa clase de cosas. Descubres que ganas peso fácilmente…
-¿Qué es lo más terrible que puede decir un guión?-Algo así como: “El hombre, desnudo, sale del baño”. Produce uno de los sentimientos de hundimiento más devastadores que un actor puede tener. “¡Dios!, ¿cuántas horas en el gimnasio va a requerir esto? ¿Cuánto tiempo voy a tener que invertir para no horrorizar a todo el mundo y desgraciarme a mí mismo?”. Mientras más viejo te pones, más duro resulta y más esperas que no te propongan hacer esas cosas.
-Cuando interpretaste a Mr. Darcy en la miniserie “Orgullo y prejuicio”, en 1995, te convertiste, sin quererlo, en un sex symbol. ¿Es verdad que rechazaste el rol originalmente?
-Es cierto, no tuve interés en un principio. Todo el mundo en mi agencia me aconsejaba que no lo hiciera. “Es bajar un peldaño”, decían. Luego, las mujeres de mi familia reaccionaron horrorizadas ante mi aceptación y me advirtieron que no arruinara su libro favorito con mi interpretación.
-¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué aceptaste?-Leí la novela y de pronto sentí que habría sido muy incómodo ver a otro haciendo el papel.
-El papel tuvo un gigantesco impacto en tu carrera.-A veces todavía me llaman Mr. Darcy en la calle. Lo he tenido que aceptar. Es como cargar con un gemelo muerto a tus espaldas.
-Luego hiciste “El diario de Bridget Jones”, “Realmente amor” (“Love Actually”) y “Mamma Mia!”, todas favoritas del público femenino. A pesar de eso no te aceptas como un galán o un hombre romántico.-Porque no lo soy. Soy un actor de carácter. Creo que la gente se confunde por mi apariencia levemente neutral… Se me puede ver de una manera o de otra muy fácilmente.
-Hay quienes dicen que todos los papeles que hace un actor son esencialmente autobiográficos.-La actuación es percibida como el arte de transformarse, pero yo no la veo así. Esencialmente te “prestas” aspectos de tu propio ser, tomas todo lo que pudieras traer a una situación y lo aplicas a los problemas presentados en la historia.
-¿Y cómo escoges tus papeles?
-Mis razones para escoger un papel varían enormemente. A veces tomo el trabajo porque se trata de un grupo de personas con las que me muero por trabajar, y otras tiene que ver más con el deseo de sacudir un poco las cosas y dejar de tomarme tan en serio. Una vida repleta de películas muy rigurosas simplemente me volvería loco. Necesito un menú muy variado. ¡Y me encantan los personajes extraños! Algunos podrían decir que tiene que ver con partes escondidas de mi ser, pero yo creo que es mucho más simple que eso: la gente normal no es muy interesante.
-Has interpretado a varios artistas, incluso a Vermeer en “La chica con un solo arete”. ¿Tienes dotes artísticas?
-No. He tomado clases de pintura por horas, y solo logré verme como alguien a quien no se le resbala el pincel de las manos. Pero me encanta escribir como un pasatiempo. Nunca he tenido una gran ambición por que me publiquen. A veces intercambio historias con amigos que también escriben un poco.
-Has dicho que te enamoraste de tu esposa Livia durante el show de televisión “Nostromo”, que tú estelarizabas y en el que ella era asistenta de producción.-¡Caí en la lujuria! Es una belleza italiana y la mujer más astuta del planeta. Hemos estado quince años juntos y vamos a seguir así para siempre. Estamos locos el uno por el otro. El secreto para un matrimonio duradero radica en asegurarse de pasar suficiente tiempo juntos. En cada relación que a uno le importe cuidar en la vida hay un factor intrínseco.
-Parece que has balanceado mejor que otros actores tu carrera y tu vida familiar.-Creo que invierto más en mi vida personal que en mi vida profesional. Y mi esposa es muy buena manteniendo mis pies sobre la tierra. Tengo un hogar al que ir al final del día, lo cual me ayuda a lidiar con los rigores y las subidas y bajadas, con las expectativas y las decepciones. Creo que los actores más sanos que conozco tienen una sólida vida hogareña y muchos amigos fuera del negocio.

Por Bruno Lester-Ifa para COSAS. Foto de Portada: CORBIS.

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